Pinceladas con música: Piano Man de Billy Joel


Cuando el otro día oí los primeros acordes de esta canción, Piano Man de Billy Joel, mientras tomaba un café por la mañana, sentí al instante ese poder de la música del que otras veces he hablado. Poder para hacernos recordar, para hacernos soñar, poder para llevarnos por los paisajes más profundos de nuestros sentimientos. En realidad era la versión española que hizo Ana Belén, con una letra que nada tiene que ver con la original, pero que también habla de recuerdos y de nostalgias.

He encontrado un vídeo en el que Billy Joel canta su versión (la original), con la fuerza y naturalidad de lo auténtico, sin desmesura, sin desgarro sobreactuado, pero con todos los matices de la emoción. Algunos creen que es una de las mejores canciones del siglo XX (fue publicada en 1973).




Aunque en el vídeo aparece la letra, la pongo debajo con la traducción al español que he ido haciendo, más con el ánimo de que se entienda que con una pretensión de exactitud o de ritmo poético:


It’s nine o’clock on a Saturday. Son las nueve de un sábado.
The regular crowd shuffles in. La clientela se amontona dentro.
There’s an old man sitting next to me Hay un viejo sentado junto a mí
Makin’ love to his tonic and gin. haciendo el amor a su tónica con ginebra.
He says: "Son, can you play me a memory. Me dice: "¡Hijo!, ¿me puedes tocar una canción que recuerdo?
I’m not really sure how it goes, No sé muy bien como va
but it’s sad and it’s sweet pero es triste y dulce a la vez
and I knew it complete y la sabía entera
when I wore a younger man’s clothes". cuando llevaba ropas de joven".
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Sing us a song, you’re the piano man. Cántanos una canción, tú eres el pianista.
Sing us a song tonight. Cántanos una canción esta noche.
Well, we’re all in the mood for a melody. Tenemos el ánimo para una melodía
And you’ve got us all feelin’ all right. y haces que nos sintamos tan bien.
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Now John at the bar is a friend of mine. Ahora John el de la barra es mi amigo.
He gets me my drinks for free Me trae bebidas gratis
and he’s quick with a joke y es rápido con un chiste
and he’ll light up your smoke. y para encenderte el cigarro.
But there’s some place that he’d rather be. Pero hay un lugar en el que preferiría estar.
He says: "Bill, I believe this is killing me. Me dice: "Bill, creo que esto me está matando
as his smile ran away from his face. mientras desaparece la sonrisa de su rostro.
Well I’m sure that I could be a movie star Estoy seguro de que podría ser una estrella de cine
if I could get out of this place". si pudiera salir de este lugar".
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Now Paul is a real estate novelist Ahora Paul es un novelista vendedor de casas
who never had time for a wife. que nunca tuvo tiempo para una esposa.
And he’s talkin’ with Davy Y está hablando con Davy
who’s still in the Navy que aún está en la Marina
and probably will be for life. y probablemente lo estará de por vida.
And the waitress is practicing politics Y la camarera actúa con diplomacia
as the businessman slowly gets stoned. mientras el ejecutivo se emborracha poco a poco.
Yes, they’re sharing a drink they call loneliness. Sí, ellos comparten una bebida que llaman soledad.
But it’s better than drinkin’ alone. Pero eso es mejor que beber a solas.
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Sing us a song, you’re the piano man. Cántanos una canción, tú eres el pianista.
Sing us a song tonight. Cántanos una canción esta noche.
Well, we’re all in the mood for a melody. Tenemos el ánimo para una melodía
And you’ve got us all feelin’ all right. y haces que nos sintamos tan bien.
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It’s a pretty good crowd for a Saturday. Hay un buen número de gente para un sábado.
And the manager gives me a smile Y el gerente me echa una sonrisa
‘Cause he knows that it’s me they’ve been comin’ to see porque sabe que es a mí a quien han venido a ver
To forget about their life for a while. para olvidarse de su vida por un rato.
And the piano, it sounds like a carnival. Y el piano, él suena como un carnaval.
And the microphone smells like a beer. Y el micrófono huele como una cerveza.
And they sit at the bar and put bread in my jar. Y ellos se sientan en la barra y ponen “pan” en mi frasco.
And say, "Man, what are you doin’ here?". Y dicen: "Tío, ¿qué haces tú aquí?".
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Sing us a song, you’re the piano man. Cántanos una canción, tú eres el pianista.
Sing us a song tonight. Cántanos una canción esta noche.
Well, we’re all in the mood for a melody. Tenemos el ánimo para una melodía
And you’ve got us all feelin’ all right. y haces que nos sintamos tan bien.



Desde que la conozco, hace ya mucho tiempo, esta canción me gusta, aunque nunca me había parado a pensar por qué me gusta. Diría simplemente que me hace imaginar y me mueve. Pero ahora, al fijarme con más atención en ella, me he dado cuenta de que posee esa natural simplicidad que solo las cosas muy buenas logran, una simplicidad que oculta, probablemente sin que el autor fuera consciente de ello, un hermoso juego poético entre la realidad y el arte.

Se reconoce enseguida que fue escrita en el mismo escenario del que nos habla. La canción traza con cuatro pinceladas de fuerza impresionista un magnífico boceto que nos hace sentir inmediatamente el ambiente de un club nocturno cualquiera, un sábado por la noche cualquiera, en una ciudad cualquiera, un lugar habitual en el que se reúnen gentes que ya están lejos de ser jóvenes para tomar una copa y buscar compañía, mientras quieren escuchar la música de ese pianista que canta bellas canciones algo antiguas ya, y que, como un experto chamán, dirige sus almas por mundos poéticos extraordinarios, donde se ahogan sus frustraciones, donde las fantasías y añoranzas cobran cuerpo por un instante, permitiéndoles durante un momento ahuyentar su fracaso y su soledad.

Curiosamente una vez más el poder de la música para alterar el ánimo aparece unido al del alcohol, como en toda música báquica, como siempre que la música ejerce su función catárquica. Todos los personajes que desfilan con rapidez en las escasas líneas del poema dibujan una escena de humo, alcohol, soledad compartida, fracaso y nostalgia. Todos ellos acuden fielmente cada sábado para tomar un poco de aire, para depositar su voluntad en la música, para implorar a coro que el pianista cante, para mostrarle que están en el estado de ánimo apropiado, que están dispuestos a dejarse llevar. Quieren olvidar por un momento su vida ordinaria y permitir que la música les acompañe. Quieren que el pianista dirija su emociones y le entregan sus sueños. Poesía pura, magnífica poesía coral.

La música misma está compuesta para recrear con maestría ese ambiente. Como dice la propia letra del poema, la música suena a carnaval. Igual que el aire de carnaval en la música clásica (por ejemplo, el Carnaval de Viena de Schumann), la música de Piano Man recrea dos estados de ánimo, opuestos y superpuestos: uno infinitamente melancólico, profundamente triste, derrotado, incluso roto y desvencijado; el otro alegre, hasta exageradamente alegre, pues suena como una avalancha exultante que esconde, como las máscaras en los bailes de carnaval, el verdadero rostro de la soledad, el frío semblante del fracaso.

Me parece además un ejemplo magnífico de recursividad y autorreferencia en el arte: el pianista canta para su oyentes de un night club una canción cuya letra es un bello poema que describe el ambiente de un local donde los clientes habituales se reúnen a tomar una copa y a escuchar a ese hombre que canta al piano y les arrebata de su presente. Los que le oyen se identifican inmediatamente con esa música y se dejan llevar. Por eso consigue un magnífico juego de arabescos entre el yo personal del autor, la realidad que se cuenta en la canción y la realidad que se vive en el momento de contarse, cuando el pianista la canta en un local de noche. Cuando Billy Joel la compuso estaba trabajando como cantante y pianista en un local nocturno de Los Ángeles bajo un seudónimo después del fracaso de su primer disco.

El poder de la música está descrito en la letra de la propia canción, a la vez que se ejerce sobre los que la escuchan. Se narra algo y se produce al mismo tiempo lo que se narra. Mientras, se aprovecha la descripción para mostrar el sentimiento personal del autor, que se identifica por completo con el ambiente que describe y reproduce la sensación vital de los personajes que desfilan por la canción. Entendemos bien como la canción mezcla la historia de un grupo de personajes que se sienten fracasados, que parecen haber quedado atrapados por el tiempo en un ambiente que les atrae pero que les consume, como el propio miedo de Billy Joel al fracaso, a quedarse allí para siempre. Y aquí reside en gran medida la autenticidad y la fuerza de esta canción.

Además, esta sencilla canción tiene otra cualidad que la hace importante: lo particular se hace universal. Conviven perfectamente en ella la narración costumbrista con el carácter universal del ambiente y los sentimientos que recrea. Costumbrismo, pues describe un ambiente preciso, los Ángeles en los 70, pero enseguida reconocemos esa atmósfera que la canción nos impone, y seguramente por eso este tema ha llegado a los más diversos lugares del mundo.

¿Quién no identifica enseguida ese local lleno de gente donde se reúnen los asiduos los sábados por la noche? Lo podríamos encontrar, con sus variantes, en casi cualquier lugar y eso que han pasado ya bastantes años desde que fue compuesta. El viejo que quiere oír una dulce canción de juventud que ya va diluyéndose en la niebla del olvido pero que le arropa con los ecos de la nostalgia; el camarero amigo que todavía cree que hubiera llegado a ser una estrella de cine pero que tiene la sensación de haberse quedado atrapado allí para siempre; la camarera que sabe entretener con una copa y acompañar la soledad del hombre de negocios que poco a poco va cayendo en brazos de la borrachera; el marino que seguirá siendo marino durante toda su vida por mera indolencia; el vendedor de casas, que en realidad pretendía ser novelista que apura la vida sin mujer fija; el dueño del local contento por las ganancias que va a obtener esa noche gracias a los que acuden a escuchar al pianista; incluso el propio pianista, Bill, que hubiera querido hacer otro tipo de música y triunfar como músico, pero que consume sus noches en un local vulgar que le sirve para subsistir, donde los parroquianos mientras se emborrachan le proporcionan un medio de vida, le ponen "pan a la cesta", como dice con ironía, y al que, en la cúspide del bucle compositivo, le preguntan (el propio compositor se pregunta): "Man, what are you doin’ here?", "Tío ¿qué haces tú aquí?". ¿Qué pintas tú, que te creías un magnífico músico, en un lugar como éste? ¿Subsistir? ¿Sobrevivir? Miedo.

Al final..., la eterna pregunta, la primera pregunta, la pregunta de verdad: “¿Qué haces tú aquí?”. La pregunta que sordamente inunda el local a lo largo de toda la canción y que se va dibujando con cada una de las notas de la música, la que se esconde tras los ecos del coro que al unísono pide una y otra vez al músico una canción. La pregunta que se transforma en metáfora de la existencia: el local de música, o sea, la vida. La pregunta a la que la misma música, en cierto sentido, da respuesta:

Estoy aquí para disfrutar de esa pregunta, para vivirla, para cantarla en comunión con mis compañeros que cantan y que escuchan la música conmigo, estoy aquí para compartirla, para transformar esa pregunta en emoción estética, para sentir que hay algo más que los fracasos cotidianos, para intuir algo que justifica la existencia, aunque sean solo esos momentos de oír y participar de la canción que la enuncia.

 

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